Buenos Aires es, sin duda alguna, un festín gastronómico que transcurre a lo largo del tiempo. Con una riqueza culinaria que esboza la travesía histórica y cultural de la ciudad, la capital argentina emerge como el lienzo en el que se pintan las memorias, tradiciones y evoluciones de un pueblo.
En los días del Virreinato, Buenos Aires ya esbozaba su identidad culinaria. La confluencia de tradiciones españolas con ingredientes locales culminó en lo que conocemos como “Cocina Criolla”. ¿Sabías que desde hace más de dos siglos, la carne de vaca ya era un símbolo nacional? Y no solo eso, los banquetes de la era virreinal incluían desde pichón de paloma torcaza hasta preparaciones exquisitas de pescado como el abadejo y el dorado, preparados en aceite y ajo.
Si bien las tradiciones criollas eran fuertes, Buenos Aires nunca fue ajena a las influencias externas. Desde la ocupación británica, que introdujo costumbres como el brindis personalizado, hasta las preferencias culinarias francesas que definieron banquetes porteños a fines del siglo XIX.
Con la llegada del siglo XX, la inmigración italiana transformó el panorama culinario. Buenos Aires vio nacer su primera receta de “pizza familiar” y la apertura de emblemáticas pizzerías en barrios como La Boca. La influencia francesa también persistió, con restaurantes y hoteles sirviendo platos en elegante jerga francesa.
Las décadas posteriores trajeron consigo una explosión culinaria. Con una influencia italiana dominante en las casas y una preferencia por la cocina francesa en restaurantes, los platillos criollos tomaron un asiento trasero. Sin embargo, la década de 1970 vio un cambio significativo. La gastronomía se transformó en una profesión codiciada, y la cocina profesional comenzó a ser una opción para muchos jóvenes porteños.
Los años 80 y 90 trajeron consigo una ola de cosmopolitanismo. Buenos Aires comenzó a mirar hacia Nueva York, incorporando la gastronomía étnica y adaptándola a su estilo.
Hoy, en la Buenos Aires contemporánea, la gastronomía es un reflejo de su rica historia y sus aspiraciones modernas. Mientras se revalorizan ingredientes locales y se toma en cuenta la sostenibilidad, la ciudad continúa siendo un epicentro culinario, celebrando su herencia y anticipando el futuro.
Como dijo el icónico Jorge Luis Borges, “A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: la juzgo tan eterna como el agua y el aire.” Y en cada plato, en cada ingrediente, Buenos Aires sigue contando su historia, una que cada comensal tiene el privilegio de saborear.
Contactanos!